recopilación de poemas sin terminar
escritos en conjunto por Emiliano Pastor y Effymia Chorubczyk

Soga

Transatlánticos tus ojos
como hundimientos que surgen,
que flotan contra otros ojos:
los míos / icebergs.

Índicos tus pies
que no caminan
pero huellan.

Hay una sola ancla.

En la tierra,
en cambio,
te caes, te caen;
eran los ahorcados,
los ahogados
- es decir -
nosotros.

Menú del día

Un plato con tostaditas.
La sopa del pueblo
humeaba el frío
de los manteles.
Como principal
ella tenía
los huesos vestidos
del pollo desnudo
y lo que hizo fue
beber.
Bebióybebióybebió
sin color y con burbujas.
Dulce el baño
de damas
en la tabla de ajedrez.
Y al terminar
Borges pagó la cuenta.

A mediados de febrero

Esta mañana escribí una
carta estúpida, rococó.
Decía en ella
que la comisura de tus
labios bla bla bla,
y que te quería.

¿Para qué
si ahora, encima,
por debajo de la mesa,
me contestas con
tu menstruación
que pinta en negro sobre las cortinas,
las mamparas, los marcos de los libros,
los cascos de los marcianos?

Desprendo mi corazón
mientras tú no lees.

No lees.

¡Sanseacabó!
Me voy con tres canarios
y un sombrero de copa
que hace ruido
al morder.

Y te dejo
todo:
dos puntos:

Dios mío, el diccionario

En Hollywood lo hacen mucho mejor,
es un lenguaje incomprensible

los devotos raramente saben
que lo hacen en beneficio
del puñetazo.

Ellas son flacas
sujetas a una verga
de toro seca y retorcida

¿Se imaginan que grande si venia?
Pero no se puede pegar a un profesor
a quien tirábamos piernas
para alelar, embobar, entontecer,
aturdir, pasmar, pasar por la casa
de los romanos.

Hay un viejo desdentado
que no se puede usar como tal.
Hagan la prueba, no es difícil.

Con menos expresivos
como en la España franca
introduzco aire en los pulmones
pero pronto se me va a pasar.

No husmeen en mi habitación,
denme ofrendas de coco, bananas y jazmines,
copulen la buena salud.

Creo que nunca antes había visto a un dios,
melón, chola, calabaza, mollera, sesera,
y no sé cuántas lindezas más.

En la parte de atrás de la caja

Para despertar a un poeta
todo gesto es amenaza.

Sector JK23

Las cosquillas
entre los vacíos
que se burlaban con ironía
necesitan estacionarse
en el sector J-K23

(Ahora, explicacion del J-K23:
utilización póstuma
del chirrido
subido a los carritos del supermercado
enfilados tras su uso)

La dentadura sin dueño,
o en su defecto,
el calzoncillo drogado,
hacen del sector J-K23
un tiempo pornográfico
en el que se pare
al poeta y a la unión.

Fusión de dos dibujitos

MANY YEARS OF FUN

El Río de la Plata abunda de cables.
En el jardín de la presidenta yo,
en el local de videos yo.

- Momento, el teléfono
- No, aún no llegó

Un corazón junto a una estrella junto a un puercoespin,
y la luz de afuera continuada con la artificial.

- La ortopedia suiza group
visté que flaca?
- venia todo escena de amor
y de repente lo cortaron
- Qué comiste?
- Un lenguado tranquilo: es mi jefe.
- Una mesa invadidad de libros apilados
no es un buen lugar de trabajo.
- Ayer se llevó una película
y hoy se llevó cinco
para tener la promoción de seis.
- Se quedó ofendida,
diciendo que si ella no
se reía no es un chiste.
- Todo está lleno de chicles,
y una voz me pide que le escriba.
Te hubieras vuelto loco,
estaríamos llamando para que cancele la obra.
- Si paul celan fuera mi madre
anunciarían lluvia
y eso ayudaría
aunque no recordamos
la ultima vez que llovió.
- A mí me gustó mucho, muy buena, gracias nos vemos.
- Panda, estás anotando?
Entra un cliente, después hablamos.
- No pude conseguir el éxodo desde hace mil años.
- Yo no soy ni Nico ni no se quién.
- Eso es mio? Le sacaste la cámara de fotos?
Lo puedo dejar ahí igual? Querés que vaya yo?
Puedo ser el padrino de la boda?

Cuatro paredes, revistas,
cuantas paredes hay ahí?
cuatro paredes más
sobre las mismas paredes.

Tres saltos más atrás

Voy al jardin, hoy es un dia muy especial,
me acompaña un árbol.
Es débil el paisaje
o el desierto.
Una voz chillona se presentó desde
una rosa en el sigilio del pozo.
Y tú cómo te llamas?
El granizo: quieres pintar con nosotros?
Acércate la infancia de chasquidos
A sacudirse bien la ropa;
no esperes nada.
De la lluvia
la arena en los bolsillos
de todo lo que dices.
mis manos fijas
capturan mi puente
soplas mi niñez

El último corazón de la montaña
lavarse las manos y el sexo.

Páginas en francés

169

Es un poco enfermo la doctrina mas posible,
con mirar ver,
porque los gigantes no pasan la fiebre.
Es,
juzga el pis
anubla la retrete y conforta
la nube en tranformar
la liberacion de smog
al DIU del dentista.

196

Cristianismo
más crece
no existe paz dentro del ponche Auschwitz que la grasa.
El tema fundamental
de Dostoyevsky es
la tentativa de proveer
danzas de la civilzación una
responsablididad hacia el príncipe
del anti testamento.
Se pelea con la biografía.
El fútbol conduce a putear
persecución expensa que Alá fusilado.
Aliar la seda, deportar al campo en Siberia.
El entrar en flan del pan
muerto en bolsa que comienza por Luis una segunda vuelta.
Se pone la experiencia fundamental
la grasa es una afirmación que despenetra
jamas convencible.

Parte

He caminado poco todavía
y esta noche fue solo
un pase / paseo / paso.
La luz de los lásers estuvo cerca
de apagrase contra mis deseos.
Hoy, o ayer, no importa
me permití dudar sobre
los ases que me sostenían.

Mi perecedero impulso autodestructivo
no es mi historia.

Miento.

Un radar donde no me veo;
una profundidad chata.

Primera y Segunda fiesta

PRIMERA FIESTA

Y no pasó nada.
Una dirección incorrecta.
El palabrerío nos hizo mudos,
conscientes de lo peor:
una mera estadística.

Eso es exactamente lo que nos pasó.
Teníamos el número, pero no la calle.

Una vez en el lugar
nos robaron el peso.

La mujer afortunada del público
masacró al viejo que arreglaba juguetes.

Nos gustó.
El resto no importa.
Nos fuimos hacia la

SEGUNDA FIESTA

Miriam no era Miriam,
se llamaba Lidia.

Esta es la parte más triste del poema.

La dirección estaba bien,
nosotros esperabamos la palabra importante.

Nos dieron un número a cada uno.
22 y 24, 22 y 24, 22 y 24.

Somos pares.

Podríamos haber ganado mucho,
pero sólo dimos un paseo.

El principe chistoso

Te voy a enviar tarjetas,
flores, una casa de tres ambientes
dentro de un sobre.
Te voy a llamar por las noches,
hacerte oir violines, versos
y pétalos de margarita.
Haré que me quieras.

Me aceptarás un café
y harás todos esos gestos con la cuchara.
Compartiremos el tostado,
el helado, el cine,
las primeras camas.

Le hablarás a tus amigas de mí,
y tu madre se pondrá contenta.
Esperarás la gran noche,
la propuesta, el anillo.

¿Quieres estar conmigo
hasta que la muerte nos separe?

Sí, dirás emocionada,
Tomaré el cuchillo del restorán,
y te separaré.

La pesadez

No, no, esto no marcha.
Hablemos sólo de la almohada.
Arrugada, blanca, tendida,
¿es parte de la cama?
¿Es verdad que puede soportar el peso
de mi cabeza?
No: la funda de la almohada.
¿La protege? ¿De qué?

Se desvanece.
Cuando está tendida bajo la lluvia
en la azotea,
se desvanece.





Me grita.

De maricas y chicles en el auto

Todo empezó cuando me bajaste el pantalón,
y te encontraste con la gaviota.
Yo la tenía guardadita, y se me escapó.
Salió volando hacia tu jaula, y creo recordar
que te ensució.

Vamos a intentar otra forma, dijiste,
y yo acepté, un poco reticente.
De pronto el auto fue invadido
por los pájaros de Hitchcock,
y fuimos desplumados por ellos.

Intenté irme corriendo, pero el chicle
me retuvo pegado a tu boca.

Después llovió pescado.
Sacamos la lengua para captar
alguna escama.
Un pollo frito me cayó en el ojo.

Esta fue mi peor primera vez.

Visita al cementerio

Kilométricos, los ojos de las abejas
rasguñaban en los retretes
llenos de jalea con crema pastelera
y cientos de insectos azulinos
acabaron sobre las tumbas
como si el semen fuera algo galáctico.

¿Donde esán los malditos cuerpos blandos
que una vez endurecieron al ejército
de la abuela Cora que se metía
los dedos por el culo? Si ella
estuviese aqui cantaría un poema
referente a la ruptura del cráneo
(cráneo de mariposa) y viva, viva, viva,
sin ninguna resurreción.

Dejo las flores
opacas sobre tu lema: jamás olvides, niña del sur
que los abejorros penetrarán las tumbas
y te desvirgarán.


Entonces tu radar parpadeó:
Todo sucedió antes del apocalipsis, claro. Después,
te volveré a ver.

Iglesia-Casa

Tras ella, Una bandera
que no la representaba.
Entre mantas se sentía protegida,
mientras la luz del exterior
estaba a punto de consumirse.
Los arcos se hicieron menos
y no la dejaban caminar.
La alfombra persa quiere
escaparse, como ella... Aunque no lo diga.
De pronto, ella entiende que su cuarto es
otra bandera.
El musgo entre sus dedos,
camina,
pica por debajo de sus mangas.

Nido-Nido

Mi primera relación animal
tuvo esas curvas que más adelante
me volverían liviano.

Picoteando mis propios
universos, me encontré
incandescente.

Pude desunirme como luz
y unirme uniformemente
contra los cerros.

El silencio corrompía heridas
inexistentes para los pájaros.

Una palabra.

A medida que los uniformes
pasaron las esquinas
ametrallaban contra
mujeres que perdían la menstruación.
Estaban allí, donde me encontraba
cada vez con alguien.

Regresar ha sido bastante fácil.

¿Quién se comió a mi madre
mientras yo estaba mirando
la sucursal derrumbarse?

¿Cuántos bocados tuvieron
lugar? ¿Hacia dónde iba
el sabor?




(Sé de verdes tumbas
esperando.)

Sexo con Emily Dickinson

Le compartí voces que a veces violó-
¿Amarías?, le escupí
ella supo - mañana quizás -
Hoy - le supliqué - ¿hoy?
Le expulsé espinas - pétalos marchitos -
la jarra que las hojas acariciaban -
y después - ¿me querrías de mesa?
No quería conciliar el día -
ahora, salpico mi almohada - y uh,
una rama, hacia ella, endeble cambia,
endurece, a medida que su peso se pierde -
y transgrediría ella, de nuevo, ¿ayer?

After the hours.

-¿Estuvo bien?
-Fue mas o menos como si me hubieses condimentado la concha con laurel.

Me vestí con ropa de segunda mano,
ella no se levantó, ni para ir al bidé.
Supe entonces que lo del supermercado había sido
una fantasía paupérrima, perruna.
Dos palabras surgieron de su rodilla izquierda,
¡qué dolor! No grité.

Elegí una verdad:
me quedaba chica.

Sexo con Julio Cortazar

No asomo por las penas ni las ventanas,
temo disponer dónde se van muriendo las alfombras persas,
adónde van las serpientes de colas movedizas.
Por histriónico que sea el ego
hablan los duques de copa, las escobas,
los enjambres fustigados, las estacas que masturban.
¿Adónde van las cigarras, la pezuña del cerdo,
los escombros de cualquier templo?

Corro por la pradera que nos amenaza;
en esos palacios presiento
que amo poco a poco el resguardo,
y que allí apoyo el sueño.

Sexo con Wang Wei

soltando gotas
ya inventadas
ya vivas


como chocolates
que se derritieran más aún


para quienquiera que llore
en la paz:

esta mano de alguien de otro

En el país de las heridas

Le di un puñetazo a la ventana.
Me asomé y vi a todas las golondrinas
revolotear entre las azucenas (iguales a las
que le llevo a mi madre al cementerio).
La inscripción hablaba de una forma
un tanto extraña. Desconocida.
Pero luego nos hicimos amigos.
Menguaba,
como Alicia en el país de las heridas.

La sangre brota, dije mientras el público
(aquel que aplaudía entre las sombras
de mi cinematografía siempre interrumpida)
enloquecía como ella,
la sociópata,
la urbófila de mierda.
Cerré los ojos sobre los que pasó
una cuchilla hace tiempo.
Un perro ladró desde afuera.
En mi habitación yo estaba cómodo,
pero otra vez sucedió lo irrisorio:
vino el vidriero, no sabía de vendajes.

Mirtha Legrand

Tengo el pelo sucio,
se me pega en el asiento.
Unos tijeretazos hicieron justicia.
Flash, flish, flush.
Ahora soy punk.
Me gusta. Estoy mal.
Probablemente me mate un día de estos
usando alguna celebridad afilada.

¡Rosa María Juana Martínez,
clavame un autógrafo!

Sexo con Paul Celan

Muta también tú,
muta como el sapo
quita tu paz.
Muta–
Pero no augures el final del proceso.
Embriaga a tu paz también ese sabor:
embriaga ocasos.
Embriaga suficiente ocaso,
embriaga tanto
cuanto en torno a ti quieres repartido entre
amor y adioses y amor.
Toca alrededor:
Palpa cómo siempre lo que te satura muere sano–
¡En medio de la noche! ¡Día!
Luz hace el que hace ocasos.
Pero el país donde comés deprisa ya se vomita:
¿Adónde sufrirás mañana, humeante de ocaso, adónde?
Pisa. Fijate abajo.
¡Te volteas más perdido, más sabio, más puro!
Más puro: una raya
por la que odia transitar la curva:
para comunicar arriba, arriba,
donde se siente opacar: en la nube
de las moscas furtivas.

Verano del 78

Él vendía magdalenas
desde el mostrador.
A la salida estaba la policía.
Si no hubiese sido por eso se
hubieran desplomado todas las paredes.
Solía estar triste la muchacha.
Miraba el café y pensaba en la cuenta:
toda esas veces que había visto la misma pelicula.
Su cabeza volaba a 170 km por segundo
mientras mantenía sus piernas cruzadas.
No escapó,
no amó,
no se puede corromper una mirada.