Todo empezó cuando me bajaste el pantalón,
y te encontraste con la gaviota.
Yo la tenía guardadita, y se me escapó.
Salió volando hacia tu jaula, y creo recordar
que te ensució.
Vamos a intentar otra forma, dijiste,
y yo acepté, un poco reticente.
De pronto el auto fue invadido
por los pájaros de Hitchcock,
y fuimos desplumados por ellos.
Intenté irme corriendo, pero el chicle
me retuvo pegado a tu boca.
Después llovió pescado.
Sacamos la lengua para captar
alguna escama.
Un pollo frito me cayó en el ojo.
Esta fue mi peor primera vez.